IPC mayo: los salarios tienen que crecer para que no pierdan los de siempre
El crecimiento de la economía no se refleja en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.
Los datos de IPC publicados hoy reafirman una España en continuo crecimiento. Los organismos internacionales han revisado al alza sus previsiones de crecimiento para nuestro país, pero este crecimiento no se refleja en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. El empleo es cada vez más temporal y precario, y los salarios continúan estancados. Si la economía está creciendo, los salarios también lo tienen que hacer. Por eso, UGT considera que para que la recuperación llegue a las familias, tanto los salarios como las prestaciones y las pensiones deben aumentar, con el fin de favorecer el consumo y afianzar así el crecimiento económico y el empleo.
Los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística confirman el indicador de precios adelantado para el mes de mayo: los precios varían un -0,1%, un punto y una décima por debajo de abril. La tasa anual se sitúa en 1,9%, siete décimas por debajo de la del mes anterior y casi tres puntos por encima de la de mayo de 2016, que fue de -1,0%.
Con respecto a la inflación subyacente, sin alimentos no elaborados ni productos energéticos, se sitúa en el mes de mayo en el 1,0%, es decir, disminuye dos décimas respecto al mes anterior y está nueve décimas por debajo del IPC general, recortando en cinco décimas la distancia entre ambos indicadores.
El Índice de Precios de Consumo Armonizado sitúa su tasa anual en el 2,0%, bajando seis décimas respecto al mes de abril. La variación mensual es de 0,0%. El dato adelantado para la Unión Monetaria es de 1,4%, lo que supone una reducción de cinco décimas respecto al dato de abril de la zona euro, por lo que la diferencia entre España y la Unión Monetaria se reduce una décima, situándose la zona euro seis décimas por debajo del IPC de España.
Conclusiones
El mes de mayo, aunque la inflación se ha visto reducida respecto al mes anterior, continúa situándose por encima de la previsión final del gobierno, fijada en el 1,5%.
España está en fase de crecimiento. Los organismos internacionales han revisado al alza sus previsiones de crecimiento económico para nuestro país. En abril el FMI elevó las previsiones para España para 2017 al 2,6%. La Comisión Europea también revisó en mayo la previsión hasta el 2,8%. En ese mismo dato ha situado al alza su previsión la OCDE hace apenas unos días. Y el dato de Contabilidad Nacional del primer trimestre del año, que conocimos el pasado 25 de mayo supuso un incremento trimestral del 0,8% y un aumento anual del 3%.
Sin embargo, este crecimiento no se está reflejando en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, ni mucho menos en una reducción de la desigualdad y la pobreza que se han acentuado en la sociedad española con las políticas de recortes y las reformas regresivas sufridas durante la recesión. Más bien al contrario, el empleo que se crea agudiza la precariedad e incrementa la pobreza laboral, con salarios de miseria y condiciones laborales pésimas.
Mientras la inflación se mantiene cercana al 2%, los salarios continúan estancados. Ya hasta el Banco de España señala que los aumentos salariales son muy moderados, mientras crecen los beneficios empresariales, que ya han recuperado los niveles anteriores a la crisis, aprovechando la contracción de los costes salariales. Es la prueba de que el crecimiento no genera por sí solo un reparto equitativo de las rentas. Entre 2008 y 2016 las rentas salariales han reducido 2,9 puntos su peso sobre la Renta Nacional a favor de los beneficios empresariales. E incluso en 2016, con un crecimiento económico del 3,2% y una creación de empleo de 2,7%, las rentas salariales redujeron tres décimas su peso sobre el producto nacional.
Para que la recuperación llegue a las familias, los salarios deben crecer, al igual que las prestaciones y las pensiones, no solo por justicia social, sino también por eficiencia económica, para favorecer el consumo y afianzar así el crecimiento económico y del empleo. Y para no continuar perdiendo poder adquisitivo, deben crecer por encima de la inflación.
La consolidación del crecimiento requiere un cambio de las bases sobre las que este se asienta:
- Una apuesta decidida por la industria, capaz de cambiar nuestro modelo productivo, dirigiéndolo hacia actividades de alto valor añadido, que permiten empleos de mejor calidad.
- La derogación de las reformas laborales de 2010 y 2012, que han desequilibrado las relaciones laborales y la negociación colectiva, mermando derechos a los trabajadores y provocando un incremento de la precariedad laboral y una devaluación salarial intensa, dando lugar a un aumento importante de la pobreza laboral y a la pérdida de calidad de los empleos creados.
- Un Plan de Choque por el Empleo, que permita la creación de más y mejores empleos.
- La revisión de los criterios de revalorización de pensiones y prestaciones sociales, así como de salarios de los empleados públicos que, con esta evolución de precios, continuarán en la pérdida acumulada de poder adquisitivo que vienen sufriendo.
Para UGT, la negociación colectiva es fundamental para equilibrar el reparto primario de las rentas, que en estos años de crecimiento solo se han reflejado en el incremento de los beneficios. Por eso, no es justo ni eficiente económicamente pretender incrementos salariales que den lugar a pérdidas adicionales de capacidad de compra. La negociación colectiva debe apostar claramente por el incremento de los salarios de manera real, en una horquilla entre 1,8% y 3%. No es un aumento disparatado, sino que 0se ajusta a criterios de moderación, teniendo en cuenta las previsiones de inflación para 2017, que sitúan la inflación media en el ejercicio por encima del 2%.
El crecimiento económico debe repartirse ya. Y la evolución de la inflación aconseja un incremento de las rentas salariales, para garantizar niveles de consumo que permitan continuar con una senda de recuperación, una recuperación que debe venir acompañada de un cambio de modelo productivo, fundamentado en sectores más fuertes y estables, que generen empleos de calidad. España también debe esforzarse por colaborar al objetivo europeo de llegar en 2020 al 20% de peso de la industria sobre el PIB.
Video valoración Gonzalo Pino Secretario de Política Sindical UGT